jueves, 26 de noviembre de 2009

Rosalia de Castro (1837 – 1885)

Nació en Santiago de Compostela. Fue bautizada con los nombres de María Rosalía Rita. hija de padres desconocidos. Muy poco se sabe de su educación. Se sabe que en la escuela mostró talento de versificadora. También le gustaba el dibujo, la música y la declamación.

Rosalía de Castro contrajo matrimonio con Manuel Martínez Murguía, erudito cronista de Galicia. Al año siguiente Rosalía da luz a su primera hija, Alejandra, a la que han de seguir seis hijos más. Su domicilio cambió varias veces, entre Madrid y Simancas. Rosalía nunca disfrutó de buena salud. Luchó siempre contra enfermedades, y a menudo con la penuria, vivió dedicada a su hogar, a sus hijos y a su marido, nunca aspiró a la fama. Su marido fue quien la convenció para que publicara sus obras. Murió de cáncer a los cuarenta y ocho años en su casa de Padrón, la cual hoy es un museo. Todos sus hijos murieron antes que ella, sin poder dejar herederos.

Compuso sus primeros versos a la edad de 12 años. A los 17 años ya era conocida en el "Liceo de San Agustín". por su primer libro; La Flor. y Follas Novas: es el título de su último libro que contiene su manera de ver la vida, en el muestra su esencia vital. Rosalía muestra una visión sombría de la existencia humana. En los Cantares, Rosalía asume la voz del pueblo gallego. Su obra maestra en castellano es En las Orillas del Sar, versos de tono íntimo, de extraña penetración, cargados de nocturna belleza. Merece ser considerada, al lado de Gustavo Adolfo Bécquer, como la precursora de la Modernidad e iniciadora de una nueva métrica castellana.

Gustavo Adolfo Béquer

Originario de Sevilla, España, Bécquer nació el 17 de febrero de
1836 siendo su padre un célebre pintor del costumbrismo sevillano
quien dejó huérfano a Adolfo a los cinco años; comenzó sus primeros
estudios en el colegio de San Antonio Abad, para luego pasar a tomar
la carrera náutica en el colegio de San Telmo.
A los nueve años quedó huérfano también de madre y salió del anterior
colegio para ser acogido por su madrina de bautismo. A la edad de
diecisiete años dejó a su madrina y a la buena posición que ésta
le proporcionaba para viajar a Madrid en busca de fortuna a través
del campo de las letras que se le daba con facilidad.
Como es conocido, no era fácil subsistir de la literatura y
paradójicamente, Bécquer que deseaba encontrar fortuna lo que
abundó fueron escaseces, por lo que se vio obligado a servir de
escribiente en la Dirección de Bienes Nacionales, donde su
habilidad para el dibujo era admirada por sus compañeros, pero
fue motivo de que fuera cesado al ser sorprendido por el Director
haciendo dibujos de escenas de Shakespeare. De este modo volvió
Gustavo a vivir de sus artículos literarios que eran entonces de
poca demanda por lo que alternó esta actividad con la elaboración
de pinturas al fresco.
Tiempo después encontró una plaza en la redacción de
"El Contemporáneo" y fue entonces que escribió la mayoría de sus
leyendas y las "Cartas desde mi celda".
En 1862 llegó a vivir con Bécquer su hermano Valeriano, célebre en
Sevilla por su producción pictórica pero no por eso más afortunado
que Gustavo, y juntos vivieron al día uno traduciendo novelas o
escribiendo artículos y el otro dibujando y pintando por destajo;
mucho les costó a los hermanos salir adelante de su infortunio y
con el tiempo lograron juntos una modesta estabilidad que les
permitía a uno retratar por obsequio y al otro escribir una oda
por entusiasmo.
Como legado para la literatura del mundo, Gustavo Adolfo Bécquer
dejó sus "Rimas" a través de las cuales deja ver lo melancólico y
atormentado de su vida; en el género de las leyendas escribió la
célebre "Maese Pérez el Organista", "Los ojos verdes", "Las hojas
secas" y "La rosa de pasión" entre varias otras. Escribió esbozos
y ensayos como "La mujer de piedra", "La noche de difuntos", "Un
Drama" y "El aderezo de esmeraldas" entre una variedad similar a
la de sus leyendas. Hizo descripciones de "La basílica de Santa
Leocadia", el "Solar de la Casa del Cid" y el "Enterramiento de
Garcilaso de la Vega", entre otras. Por último, dentro del
costumbrismo o folklor español escribió "Los dos Compadres",
"Las jugadoras", la "Semana Santa en Toledo", "El café de Fornos"
y otras más.
En septiembre de 1870 dejó de existir Valeriano, duro golpe para
Gustavo, que pronto enfermó sin ningún síntoma preciso, de pulmonía
que se convirtió luego en hepatitis para tornarse en una pericarditis
que pronto había terminar su vida el 22 de diciembre de ese mismo año.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Descubre el Gen del Lenguaje

12/11/2009

Descubren el gen del lenguaje
La Vanguardia

Si tenemos la oportunidad de leer este artículo y después comentarlo con otras personas, tenemos que darle las gracias al gen FOXP2.

Según han descubierto investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), la versión humana de este gen modifica la actividad de otros 116 genes en el cerebro, de modo que cambia la arquitectura del órgano y aparece el don del lenguaje. Este mismo gen actúa también en otros órganos, especialmente en actividades de coordinación motora, de modo que el aparato de fonación puede ejecutar la compleja secuencia de movimientos que permite el habla. FOXP2 emerge así como el interruptor maestro del lenguaje, ya que de él depende que se produzcan la multitud de modificaciones necesarias en el cuerpo humano para poder hablar.

La investigación, que se presenta hoy en la revista Nature, responde a «una de las preguntas centrales del estudio de la evolución humana: ¿cómo hemos adquirido los humanos la capacidad del lenguaje?», explicó ayer Robert Sala, investigador de Atapuerca y de la Universitat Rovira i Virgili.

El gen FOXP2 ha sido conocido como «el gen del lenguaje» desde que en el 2001 se descubrió que estaba mutado en varias personas de una misma familia que sufrían disfunciones lingüísticas. Pero faltaba explicar cómo un único gen puede regular una función tan compleja como el lenguaje, que afecta a tantas regiones del cerebro y a tantos órganos distintos.

Se sabía que todos los vertebrados tienen un gen FOXP2, que interviene en funciones motoras como la coordinación muscular. Y se descubrió que sólo hay dos diferencias minúsculas entre el FOXP2 de los humanos y el de nuestros parientes más próximos, los chimpancés: concretamente, dos aminoácidos son distintos entre la proteína producida por el gen FOXP2 humano y el de los chimpancés.

Para averiguar qué efectos tienen estos dos cambios de aminoácidos, los investigadores de UCLA introdujeron el FOXP2 del chimpancé en neuronas humanas. Seguidamente, analizaron qué genes están activos en estas neuronas. Y compararon los resultados con los genes activos en neuronas humanas normales. Cuando los investigadores analizaron los cultivos celulares con avanzadas técnicas genómicas observaron que más de cien genes estaban actuando de manera distinta entre las neuronas con FOXP2 humano y de chimpancé. Estos resultados se confirmaron después analizando la actividad genética en tejido cerebral de personas y chimpancés.

Otra investigación publicada este año en la revista Cell observó que, si se introduce el gen FOXP2 humano en ratones, se alargan las dendritas (prolongaciones de las neuronas) en algunas regiones del cerebro y emiten más vocalizaciones.

Los resultados del equipo de UCLA «muestran que un pequeño cambio en un gen puede tener grandes consecuencias; por lo tanto, dos especies pueden tener genomas muy parecidos, como nosotros y los chimpancés, y sin embargo ser muy distintas en algunos aspectos», destaca Carles Lalueza, del Institut de Biologia Evolutiva CSIC-UPF.

La nueva investigación ayuda a resolver dos problemas que tenía planteados hasta ahora el estudio del origen del lenguaje. El primero es que, si un único gen actúa sobre muchos otros, «no es preciso que se hayan producido muchas mutaciones genéticas distintas, que era improbable que hubieran ocurrido al mismo tiempo, para explicar cómo los humano desarrollaron el lenguaje», apunta Robert Sala.

Segundo, si FOXP2 actúa tanto sobre el cerebro como sobre el aparato de fonación, la evolución de un único gen basta para explicar cómo apareció, por un lado, la capacidad de procesar el lenguaje en el cerebro y, por otro, la capacidad de hablar.

Pero no todo está explicado con FOXP2, advierten los autores de la investigación. A partir de ahora, señalan, habrá que averiguar cómo influyen en el lenguaje los 116 genes alterados por la versión humana de FOXP2. Según destaca en un comunicado Genevieve Konopka, primera autora de la investigación, «al identificar los genes influenciados por FOXP2, tenemos nuevos instrumentos para estudiar cómo el lenguaje humano está regulado a nivel molecular».
Publicado por Ricardo