martes, 18 de noviembre de 2008

Edgar Allan Poe
Silencio (fragmento)"
- Escúchame - dijo el demonio apoyando la mano en mi cabeza -; la región de que hablo es una sombría región de Libia a orillas del río Zaire. Y allí no hay ni calma ni silencio. Las aguas del río son de un tinte azafranado y enfermizo y no corren hacia el mar, sino que palpitan eternamente bajo la pupila roja del sol con un movimiento tumultuoso y convulsivo. A lo largo de muchas millas, a ambos lados del legamoso lecho del río, se extiende un pálido desierto de gigantescos nenúfares. Suspiran entre sí en esa soledad y dirigen hacia el cielo sus largos cuellos espectrales, mientras inclinan a uno y otro lado sus cabezas sempiternas. De ellos se levanta un rumor confuso que se parece al rugido de un torrente subterráneo. Y entre sí, suspiran. Pero su reino tiene un límite, el límite de la oscura, densa, horrible selva. Allí, como las olas en torno a las Hébridas, la maleza está en perpetua agitación. Pero ningún viento agita el cielo. "

martes, 11 de noviembre de 2008

Principe de las tinieblas

Principe de las tinieblas:
Soy principe
De un reino de oscuridad
Donde condenado estoy
A sentir la soledad.
Ella, de una mortal
De belleza trasparente como el cristal
Lejos de ella no me puedo imaginar
Pero a este oscuro mundo
No la quiero condenar.
Mientras duerme la asecho
Pero se que conmigo no va a estar
Y siento como una espina en el pecho
Porque no la puedo dejar de amar.
Ella brilla en el mundo terrenal
Se alimenta de luz al despertar
Yo solo oscuridad y tinieblas le puedo dar
Y ella asi no puede estar.
Por ella y su felicidad
Prefiero a ella renunciar
Y con mi soledad seguir mmi camino
Por que yo no estoy en su destino.

El caballo de troya

ISABEL F. LANTIGUA
MADRID.- Si se pudiera comparar al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) con un personaje de leyenda, su alter ego sería Ulises. Por su capacidad de resistencia pese a los intentos de eliminarlo y, sobre todo, porque al igual que el rey de Ítaca ideó un caballo de madera gigante para llevar a los griegos al territorio de sus enemigos los troyanos, el VIH también ha encontrado su particular caballo de Troya para diseminarse por el organismo. Por primera vez, un equipo de investigadores españoles ha descubierto el 'truco'.
Un trabajo, liderado por miembros del Instituto de Investigación del Sida (IrsiCaixa) del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, ha podido describir una vía de entrada, hasta ahora desconocida, que utiliza el virus para infectar a las células del sistema inmune. Según publican en 'Blood', la revista de la Asociación Norteamericana de Hematología, el VIH utiliza como caballo de Troya a las células dendríticas.
Javier Martínez-Picado, coordinador del estudio, explica a elmundo.es que "la labor de estas células es organizar la respuesta inmune. Se dedican a vigilar el organismo y capturar a los agentes infecciosos que nos invaden. Normalmente, cuando capturan a los patógenos las células maduran y degradan el virus". Una vez hecho esto presentan las pequeñas partes en las que han convertido al invasor a los linfocitos T CD4, que son los que finalmente destruirán por completo al 'enemigo'.
Sin embargo, en el caso del VIH no es así. Martínez-Picado indica que "el virus del sida entra en grandes cantidades en las células dendríticas y se acumula en ellas sin que sea degradado". El VIH aprovecha la misma vía de entrada a las células dendríticas maduras que unas partículas (llamadas exosomas) que genera el propio sistema inmune para aumentar la información sobre el tipo de agente infeccioso que está atacando. Es decir, "ha descubierto un mecanismo que ya existe y lo utiliza en su favor".
El virus se esconde en las células maduras y desde ahí, sin haber sido atacado, puede infectar el centro neurálgico de la respuesta inmunológica: los ganglios linfáticos y los linfocitos T.
Este hallazgo tiene dos implicaciones importantes. "En primer lugar debemos seguir investigando para ver cómo podemos diseñar terapias que permitan frenar este mecanismo de entrada y diseminación del VIH, pero sin afectar a los exosomas, que son imprescindibles para la respuesta inmunitaria", señala el investigador de IrsiCaixa. Estas partículas naturales y el VIH se acumulan en el mismo compartimento y siguen las mismas rutas de transmisión.
"La otra alternativa es que seamos capaces de lograr que las células dendríticas realicen con el VIH el mismo trabajo que hacen con los otros virus. Que lo degraden y lo presenten ya muy reducido a los linfocitos T", dice Martínez-Picado. "En un solo día, una persona infectada por el VIH en ausencia de tratamiento genera hasta 10.000 millones de virus, así que cualquier vía que nos permita frenar su diseminación es necesaria", concluye.